LA TRAGEDIA DE KALÉMERAS Y SU INCIERTO FINAL
Poco
sabemos a ciencia cierta acerca de la mayoría de los personajes históricos de
la antigua Grecia, pues incluso las obras de la mayoría de los autores helenos
han llegado a nosotros a través de traducciones latinas y posteriores. Además
debemos tener en cuenta que las obras literarias clásicas se alimentan de leyendas
en las que la ficción ocupa una muy relevante influencia.
La
primera referencia acerca de Kalémeras
la tenemos en una tragedia de un autor menor de la época helenística: Acceón de Pérgamo y la obra en
cuestión es: Pitia. En el segundo
acto de la obra, después de la descripción y presentación del Oráculo de
Delfos, encontramos el siguiente fragmento:
Kalémeras:
Oh Apolo! Dios de la luz y la verdad. Yo
que he recorrido todas las tierras conocidas desde Persia hasta las columnas de
Heracles, allá donde se dice que estuvo la Atlántida. Yo que he luchado en cien
batallas y recorrido los 7 mares, al igual que antes lo hicieron Odiseo, Jasón
y el mismo Heracles. Heme aquí en tu
templo de Delfos para rogarte que me ayudes a acabar con la maldición que tu
padre Zeus lanzó sobre mí.
Entra
la sacerdotisa Pitia.
Pitia:
Bienvenido al templo del Oráculo forastero. Soy Pitia la sacerdotisa intérprete
de los Augures. ¿Has hecho el sacrificio
a Apolo? ¿Vienes limpio en tu cuerpo y
en tu alma?
Kalémeras:
Si Pitia! Sacrifiqué un ternero y dos cabras, liberé dos esclavos y he hecho
mis abluciones en la fuente sagrada.
Pitia:
Y dime: ¿quién eres?
K:
Soy Kalémeras, el último rey de Creta si tu no lo remedias.
P:
Te conozco Kalémeras, tu fama te precede, has tenido más de 100 esposas y
concubinas. Tu promiscuidad es conocida en todas las islas del Egeo, en la
Magna Grecia, en Tracia, Lidia y el Peloponeso. También sé que Zeus te maldijo
porque no pudo yacer con una doncella Lidia de la que se había encaprichado y a
la que tú seduciste. Sé que Zeus pidió a Deméter, la diosa de la fertilidad,
que esterilizara a todas las mujeres Griegas que yacieran contigo y así
privarte de la descendencia a tu trono.
Y dime: ¿qué quieres del Oráculo?
K:
Me has ahorrado una larga explicación Pitia, y es por causa de esa maldición
por la que aquí me encuentro hoy. Sé que Deméter en un acto de bondad dejó en
su maldición una puerta abierta, pero no sé cuál es esa puerta, por eso he
venido aquí, para que me ayudes a descifrar el lenguaje de los dioses. Me voy
acercando a la vejez y Creta necesita un príncipe heredero. Te ruego que me
ayudes Pitia!
P:
Es difícil lo que pides, pero sé que has sido generoso con tu donativo.
K:
Mil Óbolos de oro y diez esclavas
vírgenes.
P:
Viniendo de ti tienen más valor las diez vírgenes que todo el oro de Iberia.
Póstrate ante Apolo mientras consulto al Oráculo.
La
sacerdotisa se acerca a la fuente del oráculo mientras suena un coro de voces
femeninas. Se callan las voces y Pitia se acerca a Kalémeras.
P:
Levanta rey de Creta, los dioses me han hablado! La
maldición no tendrá efecto si te desposas con una doncella noble y virtuosa que
no sea griega.
K:
¿Y donde encontraré esa Quimera, Pitia?
P:
En la tierra de los iberos, la que los bárbaros llaman Hispania, más al norte
del reino de los Tartessos hay una inmensa llanura poblada por unos bárbaros
muy peculiares, los Bromianos. En el centro mismo del reino de los Bromianos en
medio de unos montes llenos de tomillos, donde un oso habita, vive una princesa
Bromiana, virtuosa, y noble, de grandes ojos. Su belleza y virtud son afamadas,
acaba de cumplir 18 años y está pues sana y en edad fértil. Encamina tus naves
hacia Iberia en busca del remedio a tu maldición Kalémeras, y que Poseidón te
ayude en tu viaje.
K:
Gracias Pitia! Tengo mis naves en el puerto preparadas para partir, el futuro
de Creta está en mis manos.
No
obstante también tenemos otra pista, esta vez de manos del gran Estrabón, el cual en el tercer libro de
su magna obra Geografía, el dedicado a
Iberia, comenta como los primeros comerciantes griegos y púnicos que se
adentraron en el centro de la península ibérica se asombraron de encontrar una
tribu muy avanzada que hablaba una especie de griego reducido.
También
Salustio en su obra bellum Iugurthinum cuenta como se
reclutaron para la lucha contra el rebelde númida unos estraños iberos más
parecidos a los griegos que a ningún otro pueblo.
Pero
fue Plinio el Viejo el que aportó más
información. Plinio habla de los griegos de la región de Bromia cerca del río Fluminus
Anae, aquél que los árabes llamaron
Guadiana. También Plinio cuenta que eso se debía a que un rey de Creta
llegó aquí desde el exilio con un séquito de artistas y filósofos, además de
otros ofícios. También habla de cómo los
bromianos cultivaban la vid, y hablaba de la excelencia de sus vinos, y de
los muchos artistas que había entre estos curiosos íberos.
Todo
parece indicar que el personaje de Acceón
de Pérgamo pudo ser real, y que el último rey de Creta se asentó en esta
parte de la Mancha buscando el amor de una princesa, y que creó aquí una
colonia griega muy particular.
Podemos
elucubrar acerca de la veracidad de estos datos, no obstante hay muchas
coincidencias como para no poder soñar con que somos descendientes del último
rey de Creta. Yo al menos creo en ello, sobre todo teniendo en cuenta que si
tradujésemos la palabra Kalémeras del
griego antiguo, palabra compuesta de kale
y mera, vendría a significar algo así como buen-día.
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buen día te deseo, me ha encantado lo que has publicado, ¿buscamos el vellocino de oro?
ResponderEliminarSiempre tendríamos que buscar el vellocino de oro, y siempre tendríamos que buscar nuestra ïtaca particular.
EliminarGracias