Translate

lunes, 23 de febrero de 2015

FRANCISCO PELUFO MARTÍNEZ: Ojos verdes

FRANCISCO PELUFO MARTINEZ

OJOS VERDES

Si reseñar tu imagen, hoy yo debiera,
una radiante canción, te compondría,
con mis letras, escribir tu semblanza,
y a la música, notas de grata melodía.

Bonitos versos, a tu cara la describa,
de mi cariño, una oda al amor saldría,
 y un personal texto, de su uso gozaría,
ser justo contigo, sí creo, esto versaría.

Guapa mujer, de cabello dorado,
todo su rostro, con este lo acicala,
como aureolas, montadas con oro,
se desliza y logra, arrullar su cara.

Verdes ojos, que su rostro nos muestra,
más, certero cetrino, lograr no se pueda,
para así, toda su cara, cuantioso reluzca,
si un mechón de oro, su mirada la cruza.

Dulces labios, que atrapan mi boca,
por húmedo néctar, al rozar la lengua,
repite con frenesí, al ritmo que suena,
su alocada pasión, unidos nos eterniza.

Notas alegres, envolverán a su aura,
como toda canción, repite su estrofa,
diciendo un te quiero, ese texto diría,
el resto de notas, un canto a su figura.

Las notas altas, en este pentagrama,
para un buen tenor, yo compusiera,
una imagen, tal es la tuya, las precisa,
así obtendría, dar la talla de tu figura.

Cuantiosas notas bajas, yo le pondría,
un buen coro, al tenor le acompañara,
con voces de ángel, ensalzar tu figura,
es ardua tarea, ésta, por sí ya destaca.

Un estribillo, que muchas veces lo repita,
sabes lo cuantioso, que yo te quiero, nena,
le haces a mi corazón, en todo su entrega,
formas el cielo en mi ser, vives en mi vida.

Crear una canción de amor, con melodía,
y todo tu cuerpo, cantando le ensalzaría,
entonar un estribillo, en su fin esto repita,
formas el cielo en mi ser, vives en mi vida.

Sé a conciencia, cuantioso tú me quieres,
la letra en mi canción, todo esto versaría,
con signos, del amor, en la suave melodía,
y el coro, una vez más, el estribillo cantaría.

♫♪♫...sabes lo cuantioso, que yo te quiero, nena,
...a mi corazón le haces, de todo su entrega,
formas el cielo en mi ser, vives en mi vida...♫♪♫

El contenido literario y audio-visual es propiedad
de su autor Francisco Pelufo Martínez – Kokoro, está
protegido por © Copyright. Inscrito en R. G. P. I. Valencia.
Solo se puede compartir el enlace citando la fuente.
No se permite copiar y compartir los textos.

El autor le invita a suscribirse en su canal de vídeo en You Tube:
https://www.youtube.com/user/Kokoro2658Esveritate




VISITA NUESTRA WEB: 







domingo, 8 de febrero de 2015

ROBERTO BAÑOS VILLALBA: Best Seller






BEST SELLER

Leyó una vez más todo el texto.

Verdaderamente, pensó, será el libro que una vez más me permita acceder a uno de los más importantes premios instituidos de la Nación.

Para un escritor, no hay nada más importante que ganar premios. De esa forma, las editoriales cuentan con uno. Se gana dinero -no digamos nada si luego se lleva al cine-. Y la fama que se adquiere entre los lectores hace que cada vez que se edita algo nuevo, se lancen a su compra e incluso lo comenten boca a oído, aún cuando en realidad no pase de ser un mediocre libro, novela, ensayo, etc.

Estaba satisfecho y orgulloso, no en vano ya hacía más de dos años que no acaba nada que mereciese la pena, y ahora, con este motivo, serviría para resurgir con fuerza de entre las cenizas en las que estaba sumergido por culpa de su poca imaginación y por la vaguería a la que había llegado.

Este best seller no podía dejarlo ir, ya que significaría pasar de nuevo por lo menos otros dos años de buena vida, debido a sus beneficios.

Ya se veía en la Gala de Premios, vestido de esmoquin, y sabiéndose finalista.

Si a esto añadimos su amistad con un par de miembros del Jurado que fallaría el premio, y a los que ya había descubierto su seudónimo, estaba seguro de que ganaría.

Es necesario explicar que en esa noche de fallo de un concurso, las sensaciones de los seleccionados son muy distintas.

Así, en el caso de los noveles, sus nervios los delatan, ya que no son capaces de dominarlos. Se juegan mucho, tal vez varios años de vivir casi como bohemios sin recursos, incomprendidos por el resto de las personas, que no son capaces de creer en ellos si no es en base a un premio de rango importante.

Es entonces, sólo entonces, cuando los editores se acuerdan de ellos, de las veces que llamaron a su puerta y no les abrieron.

En el caso de escritores no primerizos, las sensaciones varían.

Sufren por repetir éxitos y no perder su ya lejana popularidad. Significa relanzamiento y credibilidad para, aprovechando ese momento, editar otros libros que han escrito últimamente y que no tienen editor que los patrocine.

Henchido de confianza, y rebosando alegría por los cuatro costados, nuestro escritor se encaminó al salón de su casa.

Su cara se tornó hosca y agria, y poniendo una voz grave, se dirigió a un joven que fumaba nerviosamente sentado en el sillón.

-                     Bueno Peláez, no está del todo mal. Deberé, como puedes suponer, hacer innumerables retoques, amén de cambiar el título. No espero conseguir sino gastar dinero en balde. ¿Cuánto me vas a cobrar esta vez?. Peláez, nervioso, le contestó con voz casi imperceptible:
-             ¿Le parece bien 750€?
-                     Dejémoslo en 500€ -le interrumpió nuestro escritor- me va a llevar mucho tiempo arreglarlo para posiblemente sacar ¡nada!.
-             Bien de acuerdo -dijo Peláez-.

Le pagó y cuando el joven iba hacia la puerta alzó la voz para decirle: ¡Ah Peláez! Si escribes algún otro texto, me lo traes, pero piensa algo más que con éste. ¡A ver si mejoras!.




VISITA NUESTRA WEB: 







sábado, 13 de diciembre de 2014

ASCEN GONZALEZ: Iniciativa solidaria



Soñé que me querías. El erizo y la ardilla


Es un cuento pensado tanto para niños como para adultos. Cada cual sacará distintas conclusiones de la historia y aprenderá distintos valores que van trenzados junto con la trama.

Se trata de un sencillo pero tierno y bonito relato, en el que dos seres, habitantes de dos bosques, con diferentes vidas, se descubren en un especial escenario.

Experimentarán sensaciones y sentimientos que hacía ya mucho tiempo que escondían en sus interiores. Pero los miedos y las circunstancias, de sus pasados y presentes, marcarán el principio y el final de un sueño, de una parte de sus vidas que desde luego permanecerá en ellos para siempre.

La historia va ligada a una serie de ilustraciones interiores, que enriquecen el texto, y facilitan su comprensión para los niños que disfruten de su lectura.

Tanto Pablo Atrio, el escritor, como Ascen González, la ilustradora y diseñadora de la cubierta, han puesto mucho esfuerzo y cariño en este trabajo durante meses, y por fin ve la luz y con un precio muy asequible, tan sólo 6,00€.

Para adquirirlo no dudéis en poneros en contacto a través de sus páginas en Facebook https://www.facebook.com/pages/La-bicicleta-olvidada

martes, 9 de diciembre de 2014

ROBERTO BAÑOS VILLALBA: De cuerpo presente


ROBERTO BAÑOS VILLABA

DE CUERPO PRESENTE


DE CUERPO PRESENTE

El cura encargado de la misa y el responso, apenas había tenido tiempo de anotar el nombre del difunto para repetirlo varias veces durante el oficio.

Llegada la hora del evangelio, se refirió al gran momento que le tocaba vivir al recien fallecido, ya que la muerte era una nueva  vida para él, y sobretodo hizo hincapié en la familia del finado. A ellos, les dirigió gran parte de su discurso, tratando de transmitirles serenidad, confianza, resignación y paz.

Constantemente se oían gimoteos a duras penas reprimidos. Los sollozos producían pena en los asistentes, no en vano  les traía a todos la imagen del finado en sus mejores momentos mundanos. Su  presencia en todo lugar y su ánimo alegre y chistoso , estaba en el ambiente.

Era imposible no dejarse llevar por los pensamientos que nos acercaban a momentos vividos con el desaparecido. Sus frecuentes bromas, dinamismo, incluso sus infinitas ganas de vivir (a menudo declaradas) y el departir con todos sus familiares, amigos y conocidos.

Al cabo de unos instantes, y casi sin darme cuenta, sonaban las palabras del cura como un susurro de fondo, mientras comenzaba a reproducir mi último encuentro con él.

Me llamó a la oficina un día de primavera para decirme que aquel día estaba bajo de moral y que nos fuésemos a comer juntos. Durante la comida hizo un pequeño repaso a su vida y a los muchos años que hacía que nos conocíamos. Me refirió sus últimos problemas de salud y de sus miedos por lo que le pudiera pasar a él y el vacío que sin duda produciría en su familia. Hacía tiempo que tenía la máxima de ser vitalista día a día, y  callar sus temores para no producir inquietud y zozobra en su entorno.

Le calmé lo que pude y reconvinimos que siempre hay que estar preparado para lo peor, hay que hacer lo que hay que hacer sin eludir responsabilidad y vivir día a día, tan intensamente como fuese posible, todos los momentos maravillosos que tiene la vida junto a nuestros seres queridos.

Recordé la comida, pues tras la charla filosófica, dimos paso al recuerdo de años vividos y balances obtenidos. Al despedirnos nos dimos un fuerte abrazo, sellándolo con un beso en la mejilla.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me había fijado en los demás asistentes a la misa.

La mujer y los hijos reflejaban en sus rostros un auténtico infierno interior, las cuencas de los ojos hundidas y ennegrecidas a duras penas podían contener el llanto y dolor, mientras sus manos se entremezclaban continuamente como para darse ánimo y fortaleza.

El resto de la familia permanecía en silencio, secando de vez en cuando con un pañuelo las lágrimas que asomaban a sus ojos, así como alguno de sus amigos más allegados, como era mi caso.

El final se acercaba pues el cura rezó un responso y dijo en voz alta:
“Si alguno de los presentes desea pasar por delante del finado, lo haga ahora, pues se va a cerrar el féretro”.

Instintivamente me moví y salí al centro de la Iglesia, cosa que fue secundada por otras personas detrás de mí, y me encaminé lentamente hacia el ataúd.

Al llegar a la altura de la cabeza miré el interior y noté como un fluido que subía a mi cabeza y me golpeaba las sienes.

¡Allí con cara cetrina y nariz afilada, estaba YO, con mi traje oscuro más querido, las manos cruzadas sobre mi vientre, los ojos cerrados que impedían ver las lágrimas contenidas en su interior y la boca cerrada de donde no podían salir las palabras de cariño y fortaleza que me hubiese gustado decirles a todos, recordándoles  que les esperaba para una infinita inmortalidad.



VISITA NUESTRA WEB: 






martes, 21 de octubre de 2014

LUCIA SUMMER: la chica de los ojos claros



LUCIA SUMMER


LA CHICA DE LOS OJOS CLAROS


Era una noche lluviosa cuando la vi., yo vagaba sin rumbo, paseaba, mataba el tiempo, estaba sólo, en una ciudad desconocida, tampoco tenía demasiadas ganas de conocerla, había acabado mi trabajo, mañana volvería a casa, a lo mío.

Ella estaba parada en mitad de la calle, sin paraguas ni chubasquero, me llamó mucho la atención, en mitad de la calle, una calle principal de una capital de provincias, no importa ahora cuál era….pero ella me llamó la atención…estaba mojada y no parecía importarle…estaba allí en medio, casi me impedía el paso, estuve a punto de esquivarla y seguir mi camino, pero no pude, ahora no recuerdo por qué…pero no pude.

Me paré a su lado, la miré, estaba calada, ella creo que ni me vio, todavía hoy no sé por qué le dije que si le apetecía pasear, absurdo pues llovía, aunque finamente, pero llovía, le ofrecí mi paraguas… Ella aceptó con una sonrisa y anduvimos un rato. No le pregunté su nombre, ni ella preguntó el mío.. sólo éramos unos desconocidos paseando bajo la lluvia

jueves, 9 de octubre de 2014

ROBERTO BAÑOS: Adrenalina



ROBERTO BAÑOS

ADRENALINA


Faltaban casi treinta minutos hasta que el vigilante hiciera la ronda que tenía por costumbre.

Se miraron uno a otro. Vestían de negro absoluto y un pasamontañas cubría sus cabezas dejando tan sólo los ojos al descubierto.

Sus mochilas, colocadas a la espalda, contenían todas las herramienta que pudiesen necesitar, incluyendo cuerdas y una serie de sofisticados instrumentos, no sólo para inutilizar las cámaras de vídeo, sino para violar el más moderno sistema de alarma.

Conocían perfectamente el emplazamiento de la caja fuerte que iban a descerrajar, así como su sistema de apertura: tan sólo les llevaría unos minutos de minuciosa comprobación unas ranuras especiales que debían encajar a la medida, en un complicado mecanismo que llevaban para asegurar su vulnerabilidad.

Joe acababa de segar la vida de aquel sujeto, mientras dormía en la cama del Hotel donde se hospedaba.

Había estado días y días siguiéndole, hasta que el traficante recibió aquella maleta llena de heroína, que a partir de ese momento serviría para que su oscura y vapuleada vida saliera del ostracismo que llevaba durante los últimos diez años.

Se dio cuenta de que uno de los conserjes del Hotel había detectado su presencia dirigiéndose al ascensor, por lo que sabía que disponía de apenas unos minutos antes de que los efectivos de seguridad empezaran su caza. No se detuvo en detalles, agarró la maleta, no sin antes comprobar que la mercancía estaba en su interior, y salió al pasillo.

Llamó al ascensor y esperó. Fueron segundos angustiosos. Cuando las puertas se abrieron miró de refilón en su interior, y salió al.

Llamó al ascensor y esperó. Fueron segundos angustiosos. Cuando las puertas se abrieron miró de refilón en su interior y repasó los ocupantes. Una señora mayor enjoyada. Una pareja de recién casados. Un señor bien trajeado con identificación en la solapa como asistente a un congreso médico. Le hicieron sitio y entró: las puertas se cerraron mientras el ascensor bajaba al  Hall.

El Doctor Valverde estaba realizando una operación especialmente delicada, ya que era la primera vez que una experiencia así tenía lugar en el mundo.

El cuadro médico que estaba reunido alrededor de la mesa de operaciones era de los más acreditados a nivel internacional. Las cámaras de televisión darían fe  de la primicia que no sólo le haría famoso a nivel mundial, sino que marcaría un hito dentro de la medicina moderna.

Había llegado la hora de la verdad, sus años de estudio estarían por fin puestos al servicio de la ciencia.
Miró en derredor y vio todas las caras expectantes.
-                     Bueno señores, comenzamos.
-                     ¡Bisturí!

Roy tenía 19 años y era un extraordinario informático. Había momentos en que su madre solía decir que aquella locura por los ordenadores era una auténtica enfermedad para su hijo.
No se equivocaba demasiado, a menudo el propio Roy se veía absorbido de tal forma que su espíritu pasaba a ser presa de la pantalla del ordenador y se veía dentro de él como parte de los chips que lo componían.

En aquella ocasión y como resultado de miles de pruebas y ensayos, había entrado sin saber cómo ni por qué, en la base de datos de un gran banco. Le faltaba tan sólo llegar a un determinado lugar desde el cual sabría sacarle provecho (estaba medio loco, pero no tonto). Ya hacía tiempo que había soñado con llegar a ese punto, y tenía estudiada la fórmula para lucrarse en beneficio propio.

El azar había querido darle esa oportunidad inexplicable para él, pues ni sabía cómo lo había hecho. Unas operaciones más y sería rico.

Willy estaba en el pub de la esquina donde frecuentemente tomaba cerveza con sus amigos.

Hoy era un día diferente a los demás. Estaba harto de ser un don nadie, y estar siempre a la última pregunta por lo que había apostado hasta el último dólar que tenía más otros que había pedido prestados, al caballo llamado Red Arrow de la 5ª carrera nocturna de aquel día.

Hacía cinco días que casualmente había escuchado el comentario que el preparador de Red Arrow le hacía a su propietario, y que poco más o menos era así: “Sr. Freeman, su caballo ganará el viernes en la 5ª. He hecho creer a todos que su presencia se debe a tener opción para otra carrera, pero yo le aseguro que ganará al favorito, ya que lo tendré drogado y a punto para que gane ese día. Apueste lo que quiera por Ud. y mil dólares a mi nombre”.
Tenía ya el televisor del pub enchufado y veía como los caballos se metían en sus respectivos cajones para tomar la salida.

Al ser el Derby Nacional, entre los caballos estaban los tres más fuertes del momento, por lo que las apuestas a favor del nº5 eran de 20 a 1.

Sus casi dos mil dólares apostados se convertirían en cuarenta mil.

Comenzó la carrera. Durante los primeros quinientos metros el nº5 iba casi al final, solo que a partir de ahí comenzó a subir de forma prodigiosa, de tal forma que a tan sólo doscientos metros de la meta se encontraba cabeza con cabeza con el máximo favorito. Tan pronto uno le llevaba al otro media cabeza de ventaja, como iban perfectamente clavados en línea.

Willy estaba sudoroso y gritaba dándole ánimos al nº5. Ya sólo quedaban cien metros. La cámara prácticamente daba una imagen de dos caballos que parecían uno solo, tal era la igualdad.

La grupa del nº5 tenía una pequeña herida bajo la silla que montaba el jockey, tal vez debido a su roce y como el jinete le rotaba con la mano derecha en la misma, lo cierto es que parecía como si la cabeza del caballo quisiera irse hacia adelante y como si empezase a querer despegarse. ¡Ánimo! -gritó para sus adentros-, si sigues así la foto-finish que habrá que hacer a la llegada te dará vencedor por centímetros y será la única forma de demostrar tu victoria sobre el favorito.

El triunfo no se podía escapar, unos segundos más y la carrera acabaría.

Lo que pasó  fue de forma instantánea.

Se oyó una gran explosión en la estación central, justo en los generadores principales de suministro eléctrico de la gran ciudad y se produjo un gran apagón, hasta el punto de  que no pudieron entrar en funcionamiento ni los equipos electrógenos de emergencias .  Un apagón total y absoluto del que aún hoy, 20 años después todos hablan como de algo anormal, ya que duró 12 horas ininterrumpidas, siendo imposible restablecer la energía durante todo ese tiempo.

Hubo muchas personas afectadas y otras para las que no significó nada el corte de luz.

Ustedes y yo sabemos que para ciertas personas la luz fue el elemento base que les faltó para lograr sus objetivos.





VISITA NUESTRA WEB: 






miércoles, 8 de octubre de 2014

MANUEL BUENDIA: La verdadera historia de Apolonio Pardo



 MANUEL BUENDIA


LA VERDADERA HISTORIA DE APOLONIO PARDO



Desde su tierna infancia, el joven Apolonio Pardo gustaba más de salir al campo con su abuelo que de ir a la escuela, tal fue que dejó muy pronto la instrucción académica en las letras y los números para aprender el oficio de pastor y espartero como su abuelo. Todas las mañanas, a eso del alba, salían abuelo y nieto por la vereda en dirección al monte acompañados de sus ovejas y cabras, y durante el trayecto recogían esparto que cargaban sobre un burro, que junto a tres perros formaba el equipo de trabajo de esa singular plantilla.

El trayecto duraba algo más de una hora, hasta que llegaban a una parcela de monte bajo y pastos que el abuelo tenía arrendada, y donde tenían un pozo y una choza arreglada en torno a un tapial, vestigio de alguna antigua construcción. Una vez acomodados dejaban su rebaño de herbívoros domésticos al cuidado de los perros y comenzaban a trabajar el esparto para hacerlo flexible y manipulable, al tiempo que el experimentado abuelo iba enseñándole al joven Apolonio los secretos del trenzado del material, labor denominada “pleita”. Al atardecer regresaban al pueblo y mientras que el resto de la familia ordeñaba los animales y preparaba los quesos, abuelo y nieto continuaban trabajando, elaborando cinchas para los quesos, cuerdas,